Siempre
que recuerdo a mi padre, busco esta historia. Él la plasmo de muy
diferentes maneras, dejo varios textos donde profundizaba en lo que
ocurrió antes de que yo naciera, antes de que incluso él existiera.
Si,
han pasado cientos de años desde entonces, pero, aún ahora, seguimos maravillados por que sabemos que lo que sucedió en esa ocasión no
se volverá a repetir y, sin ello, no volveremos a tener otro cambio
de era.
Cuando
escucho esas antiguas grabaciones de mi padre, muy diferentes a los
métodos de almacenaje y captura de información que tenemos ahora,
no dejo de pensar en lo afortunado que fueron quienes vivieron, el
nacimiento de nuestra era.
“Todo
comenzó casi 13 años antes. Muchos de nosotros nos habíamos
estado preparando para esta fecha en particular, algunos, incluso, 26
años antes.
Los
medios de comunicación, cómo se les llamaban en aquel entonces, se
encargaron que, incluso aquellos que no sabían que sucedería,
estuvieran informados y al pendiente de que significado tenía la
fecha del 21 de diciembre de 2012. Algunos compartían parte de la
información trascendental de ese día, otros más la menospreciaban.
Pero el miedo y la inseguridad resultaban más atractivos para
difundirse, además de que se propagaban más rápido. Por esta
razón, decir que se acercaba el fin del mundo resultaba más
llamativo y sugestionable. Nos estábamos poniendo a prueba cómo
raza, cómo humanidad. Esta sería la primera gran prueba para
comenzar e iniciar un nuevo tiempo.
Todos
aquellos que practicábamos alguna filosofía o creencia espiritual
sabíamos que no abría un fin, en ningún momentos los Mayas habían
hablado de eso. Sabríamos que algo cambiaría, aunque, en ese
momento, la gran mayoría no podía describirlo ni explicar cómo o
que sucedería. Algunos decían tener contacto con entidades de otros
planos y nos daban, así, una pequeña muestra de lo que podría
suceder, pero sólo se trataba de información muy vaga, no por su
contenido, ya que todos coincidíamos en un cambio que se
presentaría, pero si en su forma pues nadie era capaz de decir
exactamente cómo se daría el cambio ni que pasaría ese día, el 21
de diciembre de 2012.
Sabíamos
que abriríamos nuestras percepciones, nuestros sentidos, nuestros
cuerpos con todo y sus habilidades y funciones; estás no solo
cambiarían sino que también se ampliarían. No eramos capaces de
entender este paso en la evolución, sin embargo, estábamos a la
puerta de un momento que nos permitiría vivir y experimentar un
nuevo tiempo. Se hablaba del cambio y el paso hacía la 5a
dimensión, la apertura a un nuevo mundo, pero nadie esperaría lo
que sucedió ese día.
Hasta
antes de esa fecha, nuestra cultura occidental, aquella que
predominaba en el planeta, nunca le había dado una importancia sería
al estudio de las tradiciones y conocimientos anteriores, si bien lo
Mayas se habían encargado de contabilizar las eras por diferentes
tiempos, nadie había podido encontrar cómo se presentaría o que
sucedería en esta transición, al final de la cuenta larga. Esto,
aunado al problema de la correlación del calendario gregoriano, con
el cual llevábamos nuestras cuentas de tiempo, en aquel entonces, con
la cuenta Maya, que era la referencia natural en ese momento para
hablar de la cosmovisión de todos los pueblos originarios del
continente americano, era difícil saber si realmente sucedería algo
el 21 de diciembre de 2012 o si ya había pasado antes o sucedería
después.
Para
algunos el 2012, se había comenzado a manifestar desde un tsunami
que sucedió el 26 de diciembre de 2004, ahí fue donde la tierra
comenzó a perder su inclinación, no sucedió inmediatamente en una misma fecha, cómo muchos pensaban, para otros nada ocurriría,
simplemente se había terminado la cuenta del calendario Maya, cómo
cuando se acababa un calendario anual y ahora tendríamos que colocar
otro.
Aunque
quizás no paso en esa fecha, o quizás si, al final todos decidimos
aceptar esa fecha cómo valida para lo que sucedió.
Grupos
de meditación, grupos de reflexión académica, eventos artísticos
y culturales alrededor de mundo, pero sobre todo en zonas
ancestrales, se dieron lugar desde día ante y las primeras horas del
21/12. Al principio, no parecía que nada fuera de lo ordinario
llegará a suceder. El cambio estaría en nosotros en nuestra
actitud, en nuestra forma de organizarnos, sin embargo necesitábamos
la respuesta del cielo, del universo y esta ¡llegó!
Nadie
recordaría, después, en que momento sucedió, pero su brillo
comenzó a incrementarse hasta que, en todo el planeta fuimos capaces
de verlo, parecía una enorme estrella que nos iluminaba, cómo si un
nuevo sol se asomara en el horizonte intergaláctico. Pero no era un
sol, al menos no en su forma tradicional, era, más bien un
resplandor. Una luz que se extendía a lo largo y a lo ancho. Esta
forma hizo que muchos de nosotros viéramos una cruz, otros mas una
estrella y, en su interior, todas las formas, figuras y deidades que
eramos capaces de imaginar. La señal se había hecho presente. ¡La
más grande estrella supernova jamas registrada se había manifestado
en nuestro cielo!
Si
los científicos y astrónomos la habían detectado antes de esta
fecha y no la habían querido mencionar ,eso era algo que ya no
importaba el efecto que provocaba en nosotros era lo esencial. Y los
efectos en el planeta fueron también relevantes.
Fue
tal cantidad de energía que se desprendió de la estrella que,
durante los tres días que logró verse con ese resplandor, todas las
comunicaciones satelitales se vieron afectadas. Antes de esto, muchos
pensaron que serían las tormentas solares las que afectarían los
satélites, pero el magnetismo que provocaba la supernova era
increíblemente fuerte. De esta manera descubrimos que tener mucha luz
es cómo tener oscuridad, al principio, no te permite ver.
¿Quién
diría, en aquel entonces, que el final de la cuenta Maya anunciaba,
en realidad, la aparición de una supernova?
A
partir de este suceso y todo lo que vivimos, vimos e hicimos después,
fue que logramos crear y experimentar un nuevo tiempo, el tiempo que
ahora ustedes han heredado y que les toca cuidar.
Se
dice que, ese fue el resplandor que venía del centro del universo y
que, gracias a él, todo nuestro cuerpo de luz se había manifestado.
Gracias a este fenómeno la tierra había pasado por un cinturón de
fotones luminoso y nos había llevado con toda nuestra esencia y
materia corporal a otra dimensión, a un nuevo plano.
Este
fue el cambio esperado, se haya dado desde el corazón del universo o
desde el interior de nuestros corazones, cuando decidimos abrirlos y
manifestarnos desde ellos, no importaba. Habíamos comenzado a
crearlo desde entonces.
Yo,
al igual que muchos otros, siempre estaremos aquí para narrar,
contar y preservar la memoria del inicio de un nuevo ciclo. Para
seguir creando, generando, construyendo y viviendo esta realidad,
seguiremos contando las Antiguas Historias de un Nuevo Tiempo.”